Los conocimientos psicológicos profundos son muy útiles en el coaching porque ayudan a llegar al núcleo del problema y a conseguir avances sostenibles. Aquí es donde suele ocurrir la verdadera magia...
Cuando la gente se entera de que soy psicóloga, suele decir cosas como "¡oh, ahora tengo que tener cuidado con lo que digo, podrías adivinar mis intenciones!".
Relájense, nadie puede mirar en su cerebro.....
El otro día un cliente acudió a mí con un tema de desarrollo profesional. Pronto se hizo evidente que el verdadero problema era su falta de confianza. Para entender de dónde venía esto, le hice algunas preguntas sobre su infancia. Al parecer, había sido objeto de un montón de comentarios como ""¡deja de ser un marica!" o "no seas siempre tan sensible"
Esto me llevó a preguntarle si había algún tejido que todo el mundo calificara de suave, pero que a ella siempre le había resultado desagradable en su piel.
"Pero, ¿cómo lo sabes?", fue su asombrada respuesta. Luego hablamos de sus otros sentidos, la mayoría de los cuales parecían estar muy desarrollados. Quizás más desarrollado que en otras personas. Un test de HSP (Highly Sensitive Person) mostró una imagen similar.
Toda su vida vida le habían dicho que sus percepciones sensoriales eran erróneas: que estaba "fingiendo", que era "perra", que su jersey "no picaba" y que era "demasiado vanidosa" etc....
Toda su vida había creído que no podía confiar en su propia percepción.
De hecho, su percepción era simplemente más intensa que la de la mayoría de la gente.
Con esta nueva conciencia de sí misma, pudo centrarse en utilizar su neurosensibilidad como una fortaleza, redefinir su papel en los equipos profesionales y superar muchos obstáculos en su carrera.
¿Se puede ser un excelente coach sin ser psicólogo? ¡Sí, se puede! Sin embargo, a mí mi formación psicológica me ayuda mucho a reconocer ciertos patrones....
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